viernes, 29 de marzo de 2024 06:32h.

¡Venezuela es mucho más!

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“No nos dejemos quitar nuestras querencias. No nos dejemos llevar por el comentario fatídico, terminal, que dice “Venezuela no tiene solución”

En medio del suplicio que vivimos los venezolanos, toparse con la frescura de nuestras melodías, nuestros cantantes, nuestras flautas, cuatros y maracas, no deja de ser un sano ejercicio de reencuentro y esperanza. Dirigidos por el maestro Eduardo Marturet, me he encontrado con interpretaciones como las de Anais Vivas, Karina, Ilan Chester, Huascar Barradas, C4Trio, Vos veis e invitados como Luis Enrique, Paloma San Basilio o Eli Burke, entonando “Mi querencia”,  “Criollísima” “De repente”,  “Barlovento”, “Seis por Derecho”, “Tonada de Luna Llena”, “Cerro Ávila” o la nunca ausente “Venezuela”, donde nos gusta cómo cada uno siente a nuestro despojado país.

“ (…) Lucero de la mañana, préstame tu claridad para alumbrarle los pasos a mi amante que se va (…)” Al ver esta tonada, regia y dulcemente interpretada por la voz angelical de Anais Vivas, inevitablemente el corazón se agita y se nos pone un nudo en la garganta. Un movimiento de manos magistral del maestro Eduardo Marturet, anuncia la entrada del movimiento de arpa, cuatro y leve tambora, sutilmente acompañada de violines y clarinetes, que dan el inmemorable sonsonete del golpe llanero del tío Simón: ”Si mi querencia es el monte y mi fuerza el Cimarrón, como no quieres que cante, como no quieres que cante como canta un corazón…” Es la fuerza y la potencia de un linaje que no nos abandona, aun en medio de los desencuentros, del desarraigo y una búsqueda que luce eternal: la liberación de un pueblo profanado.

Eso hemos vivido 18 años. Del arrebato de una identidad, que gracias a Dios, va blindada y a pruebas de corsarios cómo los Batistas o los Castro en Cuba, que saquearon-entre mafias unos y falsas ilusiones otros, toda la inmensidad de una nación … Luis Enrique también nos deleitó y movió el listón, interpretando “De repente”. Nos vino a la memoria aquellos pasajes de la Onda Nueva de Don Aldemaro Romero y sus clásicos Hablaré Catalán, Carretera o Quinta Anauco. Aldemaro Romero fue “el músico más completo, polifacético, innovador y de mayor talento que ha tenido Venezuela” según el crítico musical, Eleazar López-Contreras González. Si alguien supo rendir tributo al libertador, fue Aldemaro con su oratorio a Simón Bolívar de la mano de la Orquesta Sinfónica de Londres, cantada por Morella Muñoz, Blass Martínez y Enrique Iriarte. Fue el primer venezolano que grabó un long Play en NY (Dinner in Caracas), y que convirtió su golpe de joropo, jazz y bossanova, la onda nueva, en una corriente musical en todo el mundo … Los pulmones de Luis Enrique vibraron al entonar “De repente … caminando los caminos de mi mente, quitando las arrugas a mi frente y sembrando tu sonrisa y tu canto en mi dolor …” ¡Venezuela!

Vos veis y Karina, con tricolor en el pecho, también hicieron levantar de sus asientos a la trepidante audiencia. Cómo no hacerlo empoderados con “Venezuela” de fondo, o al sentir esa sublime brisa que va del Sombrero al Orza, al retumbe de Tonada de Luna Llena, también del gigante cultor, Simón Díaz. Toda una alegoría  cultural, de historias, semblanzas y tradiciones que la llevamos presentes en el alma y que parafraseando a Aldemaro, hacen que volvamos a creer en el amor … por lo nuestro, por lo que viene.

Invito a mis compatriotas a no dejarnos confiscar nuestra esencia-digna y noble-que es nuestro talante libertario, nuestro espíritu de lucha, nuestra bien administrada irreverencia y nuestra alegría. No nos dejemos quitar nuestras querencias. No nos dejemos llevar por el comentario fatídico, terminal, que dice “Venezuela no tiene solución”. Si la tiene. Un país decente, bendecido y pujante, que nos vio crecer entre perinolas, bicicletas, metras caimaneras, mientras nuestros padres madrugaban el pan de cada día, merece la pena.  No nos dejemos llevar por la violencia y la agresividad que comporta desdecir de nosotros mismos. No caigamos en la desesperanza o delegar toda responsabilidad en el otro. La oposición en su mayoría tiene el mismo anhelo: volver a tener y vivir…esa mujer corazón, fuego y espuela, con la piel tostada como una flor, que es Venezuela…

Y siguió el movimiento: ”(…) Si mi querencia es el monte y la flor de araguaney, como no quieras que tenga, como no quieres que tenga tantas ganas de volver (…) ”  ¡Y volveremos! No es una simple arenga tremendista o voluntariosa. Es el desenlace impostergable de una pueblo que lleva en la sangre, el orgullo de ser venezolano, y poco desea seguir “sudando” en otras tierras. No porque no tenga talento para hacerlo. Eso nos sobra. Sino por ser hijos de tierras visitadas, no de visitantes.

Termino deseándoles un Feliz año, aun en medio de nuestra adversidad. Ese es el reto. La reagrupación política. La decantación de lo que falta por hacer y vamos a lograr. Elegir a quien acompañar en la lucha, por coherente y gallardo. 2017 será el epitome del fin de una era que no debemos olvidar. Gracias Word Music Group, por ese homenaje a nuestro gentilicio, “¡Venezuela es mucho más! Sin duda, un derroche de amor enguayabado, que cómo dice la tonada, “Si pasas algún trabajo lejos de mi soledad, dile al lucero del alba que te vuelva a regresar ….” Venezuela no se rinde.

@ovierablanco

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